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Control de las plagas de palomas: Madrid progresa adecuadamente

Hay muchas personas que adoran la ciudad en la que viven y que tienen argumentos más que de sobra para justificar ese amor. Una persona puede amar esa ciudad como consecuencia de la gente que forma parte de ella, el clima, las tradiciones y una buena cantidad de cosas más. Es evidente que hay que poner en valor todo lo que una ciudad tiene para ofrecer tanto a sus habitantes como a sus ciudadanos y la verdad es que hay urbes que tienen muchísimas cosas que hacen que el arraigo y el sentimiento de pertenencia de la gente hacia ellas sea tremendo.

Sin embargo, también es de justicia reconocer que algunas ciudades tienen cosas que se les pueden volver en contra. Es algo que entra dentro de lo normal. Todas las ciudades tienen algo que poner en la casilla de los inconvenientes y la verdad es que algunos, como el que os vamos a comentar en los párrafos que siguen, son especialmente molestos. Nos referimos a la cantidad tremenda de palomas que invaden las ciudades en muchos momentos del año y que hacen especialmente difícil la vida de los vecinos y vecinas en muchos momentos.

En una noticia publicada en la página web del diario El País se informaba de que existía una guerra contra las palomas. En el mismo texto se añadía que Barcelona es una de las ciudades que más sufre las plagas de este tipo y que, a finales de la década de los noventa, eran más de 185.000 las que campaban a sus anchas por toda la Ciudad Condal. Y lo cierto es que se trata de una cantidad que hace que realmente este tipo de animales se hayan convertido en un peligro y en una molestia para los barceloneses y las barcelonesas.

En otra noticia, en este caso publicada en la página web de la revista Jara y Sedal, se aseguraba que hace un año entraron, durante el otoño, más de 2’5 millones de palomas torcaces. Como veis, en este caso también la cantidad es bastante grande y exige que las ciudades respondan de una manera eficaz ante una presencia tan masiva de estos seres. Si no fuera así, la verdad es que la calidad de vida de la gente que forma parte de esos lugares se vería seriamente amenazada. Y es que no cabe duda de que las palomas pueden llegar a ser un gran escollo para el bienestar de todos y cada uno de los ciudadanos de cualquier lugar.

Son muchas las ciudades que vienen sufriendo las consecuencias de la llegada masiva de palomas y cada día son más las que toman medidas más efectivas contra este peligro. Madrid es, sin duda, una de las que más está padeciendo este problema y una de las que mejor está sabiendo controlar este problema. Así nos lo han comentado los profesionales de Control Aves Madrid, expertos en plagas de palomas y limpieza de canalones en Madrid, que han indicado que, no obstante, sigue habiendo mucho trabajo por delante para garantizar que los madrileños y las madrileñas encuentren algo más de tranquilidad en este sentido.

Palomas, sinónimo de suciedad 

Las palomas llevan consigo una serie de problemas que, para los seres humanos, incluso pueden ser considerados como riesgos para la salud. Uno de ellos es el que tiene que ver con la suciedad. Los excrementos de las palomas ensucian nuestras ciudades y pueblos y puede ser que esa suciedad termine generando problemas en lo que tiene que ver con la facilidad para coger enfermedades. Está claro que las autoridades públicas lo saben y que ese es uno de los grandes motivos por los cuales se ha decidido combatir todo lo que está relacionado con las plagas de palomas.

Otro de los grandes problemas que pueden tener asociados estos casos giran en torno a la imagen y la economía. En cuanto a la primera, es necesario destacar que la suciedad que transmiten y generan las palomas puede hacer que haya monumentos y lugares públicos especiales de la ciudad que presenten un estado lamentable, lo cual no es una buena noticia para que la urbe genere la mejor versión de sí misma. En lo que respecta a la economía, está claro que los costes de la limpieza de esos excrementos de los que hemos hablado, que aparecen a diario en el sitio que menos esperamos, es demasiado elevado.

Hay que hacer de nuestros pueblos y ciudades lugares acogedores y en los que la vida sea feliz para todos y todas. Para ello, es necesario combatir aspectos como de los que os hemos hablado a lo largo de todos estos párrafos. Ojalá que todas las ciudades de este país se vuelquen en eso. Madrid ya lo ha hecho y no nos cabe la menor duda de que va a seguir con ese objetivo entre ceja y ceja durante los próximos años.

 

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