Los tiempos que corren son bastante complicados para los comercios minoristas y es que cada más gente recurre a las grandes cadenas para comprar todo aquello que necesitan, así como a sus plataformas online para hacer los pedidos sin necesidad de levantarse del sofá. Esto se traduce en que cada vez menos gente visita las tiendas de cercanía y, por tanto, cada vez más autónomos y pequeños comerciantes locales se quedan sin trabajo y sin poder ofrecer algunos empleos dignos a sus vecinos, para que le echen una mano en la actividad empresarial. Y es que, entre otros factores, el avance tecnológico está permitiendo la creación de grandes multinacionales que acaparan la mayor parte del mercado, aunque, por suerte, todavía quedan fórmulas para poder hacer frente a estas superficies. En concreto, la venta online, no solo trae fuertes competidores que, en muchas ocasiones son extranjeros, sino que también nos abre la puerta a nosotros a poder desarrollar nuestra vía de negocio a través de la red y, con ello, poder ganar clientes o, al menos potenciales clientes, de cualquier parte del planeta.
En este sentido, para poder competir, no de tu a tu, pero si dignamente, lo que necesitamos es disponer de una buena web, que sea atractiva y que nos de a conocer mundialmente. Del mismo modo, contar con presencia en las principales redes sociales siempre ayuda a posicionarse y darse a ver, así como también contar con la mejor ropa es primordial. Es por ello por lo que para una tienda pequeña como puede ser la vuestra o la nuestra, conseguir la mercancía más actual al mejor precio es complicado. Sin embargo, ahora es posible hacerlo y es que la compra al por mayor es una de las mejores opciones para los comerciantes minoristas, dado que de esta forma se pueden beneficiar de las colecciones más actuales a los precios más competitivos, los cuales les ayudarán a plantar cara a los actuales gigantes del comercio. En este sentido, nosotros os recomendamos que echéis un ojo a H.H.G., dado que ellos son expertos en el comercio al por mayor y os pueden ofrecer la mejor ropa a los mejores precios, puesto que esta es una forma de comercio en que las mercancías se compran y se almacenan en grandes cantidades y se venden en lotes de una cantidad designada, a los revendedores como nosotros, usuarios o grupos profesionales, pero no a los consumidores finales.
El comercio mayorista, para los que no lo conozcáis bien, se basa en una compra, por lo que, en términos generales, no se trata de productores ni fabricantes, sino de terceros, que se ocupan de comercializar sus productos tras comprarlos a un precio muy inferior al de mercado. Así, la ventaja monetaria que consiguen viene derivada de la producción de la transacción en condiciones de grandes volúmenes de mercancía, si bien, hay que destacar que en el caso de las actividades que se encuadran en el sector primario (como la agricultura, la ganadería o la pesca), pueden ser los propios productores quienes hagan la función de mayoristas, vendiendo sus bienes a los distribuidores e intermediarios. Asimismo, el comercio mayorista culmina con una venta, pero, la particularidad de esta modalidad comercial es que la venta no cuenta con el consumidor final como comprador, sino que la entrega se produce a un intermediario. Será este agente el encargado de distribuir el producto a los empresarios al detalle quienes, a su vez, lo pondrán a disposición del cliente final.
El papel del comerciante mayorista
La presencia del comercio mayorista es imprescindible para la economía, dado que este tipo de empresas juegan un papel clave en las cadenas de suministro, ocupando una posición estratégica en los canales de distribución, que se ven favorecidos por su influencia, mediante la que consiguen ganar en madurez y potenciar su capilaridad. Pero, para que esto sea así, otros factores han de perder poder y, por ello suceden hechos como:
- Minimización del poder de decisión. La posición que ocupan los empresarios encargados de gestionar el comercio mayorista es muy favorable de cara a su intervención en la toma de decisiones a nivel de producción. Toda la capacidad de control que ellos ganan, crece a costa de una pérdida de poder en el lado de los fabricantes que, más a menudo de lo que pudiese pensarse, deben someterse a la presión del comercio mayorista, por encima del cumplimiento de sus propios planes estratégicos.
- Encarecimiento de los bienes. Su intervención en la cadena de distribución añade niveles entre el productor y el consumidor final que se traducen en un aumento de los costes, algo que perjudica a los clientes en general.