Un artículo del diario El País publicado a mediados de febrero de este año hacía balance sobre el número y la procedencia de turistas que había recibido Madrid durante 2016. Y la conclusión era clara: en 2016, la capital de España recibió la visita de más turistas extranjeros que nacionales. En total, fueron más de 9 millones de personas de otros países los que visitaron la ciudad, superando los 8’8 que la visitaron en 2015, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.
Si nos atenemos a la procedencia de muchos de esos visitantes extranjeros, descubriremos que son países como Estados Unidos o el Reino Unido los que más visitantes aportaron. Los americanos aportaron un total de 567.000 personas, mientras que los británicos lo hicieron con unas 362.000. En menor medida aparecen países como Italia o Francia.
Muchos de esos visitantes no llegan a Madrid para hacer turismo. Muy al contrario. Un porcentaje importante lo hace para hacer negocios con empresas de la Comunidad de Madrid, entre las que se sitúan varias de las más potentes del país. Las negociaciones favorecen siempre a las dos partes: una empresa estadounidense o británica adquiere un socio en un país más y, por su parte, la empresa madrileña se gana la confianza de una entidad procedente de un país potente, algo que le confiere un puntito más en lo que a su imagen se refiere.
Sin embargo, existen algunos aspectos que pueden enturbiar la relación entre dos entidades de países como España y Estados Unidos o el Reino Unido. Una de ellas es el idioma. Bien es verdad que, a día de hoy, en nuestro país el aprendizaje del inglés está bien extendido. También es cierto que aprender castellano en el gigante norteamericano y en la isla europea es algo usual. Pero lo que es difícil es conseguir un nivel extraordinario de aprendizaje de ese idioma para que no se escape ni un solo detalle de cualquier conversación.
Cuando se habla de negocios el lenguaje es muy técnico. Tanto a unos como a otros se le pueden escapar palabras o frases que sean importantes. Por eso, la mejor alternativa para evitar que eso pase es confiar en un traductor que esté especializado en ambos idiomas y que sepa, de un modo exacto y riguroso, de qué están hablando ambas partes. Los profesionales de una entidad como Jti, especialistas en traducciones juradas, constituyen la mejor elección para ello.
Una solución ideal para traducir documentos
Traductor Jurado es una entidad ideal si lo que se desea es traducir documentos, algo bastante usual en relaciones entre empresas de diferentes países. Los pasos para llevar a cabo la traducción no pueden ser más simples: en primer lugar, es necesario escanear el documento y subirlo a la web de la entidad. En segunda instancia, es necesario rellenar los datos de aquella persona que solicita la traducción. Finalmente, bastará con realizar el pago para que el trámite quede resuelto.
En tres días tendrás el documento perfectamente traducido. Sin errores, malas interpretaciones o cualquier contratiempo. Traductor Jurado se ha caracterizado durante toda su existencia por ser una entidad solvente y muchas empresas ya han podido comprobarlo por su propia experiencia.
España es un país goloso para muchas entidades extranjeras. Mantener contactos con empresas de países tan importantes como Estados Unidos o el Reino Unido es muy beneficioso para las entidades nacionales. Estamos, poco a poco, saliendo de una crisis que ha metido a España en un grupo de países que se ha visto muy afectado. La mejor manera de sacar la cabeza del todo de ese pozo es confiando en entidades de países tan potentes como de los que hemos hablado. Poder conseguir una comunicación fluida y sin malas interpretaciones es fundamental. Y eso, ahora, se puede hacer realidad gracias a una organización como Traductor Jurado.